Dios cambia nuestra tristeza en Gozo.



A veces, las decepciones persistentes hacen que las personas se vuelvan violentas, abusivas o amargadas. A veces simplemente nos entristecen. Afectan el optimismo y la alegría hasta el punto de que las buenas noticias no nos logran animar.


Aquí es donde Dios puede ayudar. Él no sólo nos va a restaurar por completo en el cielo, su obra de restauración está sucediendo en este momento. Si usted tiene por dentro un océano de tristeza, no se rinda, ¡Dios no lo tiene! “Has cambiado mi lamento en baile; me quitaste la ropa áspera y me vestiste de alegría” (Salmo 30:11).






Si usted piensa que ya no tiene la capacidad para hacer que su triste corazón sonría, quizás tenga razón. Entonces, dele a Dios la oportunidad de hacer lo que usted no puede; ¡baile con él!

Salmos 30:11

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